¿Cómo se puede proteger la libertad de expresión?
La libertad de expresión es un derecho fundamental de los seres humanos, y como tal está consagrado en las leyes nacionales e internacionales de todos los países democráticos del mundo.
Es un derecho fundamental porque todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
Como tal, la libertad de expresión, en todas sus formas y manifestaciones, es, además, un requisito indispensable para la existencia misma de una sociedad democrática y debe estar garantizado por los estados.
Sin embargo, no siempre es así. Por el contrario, muchas amenazas se ciernen contra la libertad de expresión en estos tiempos. Las actitudes autoritarias de grupos que ejercen poder y pretenden imponernos su visión propia a toda costa, es una de ellas.
Tradicionalmente, los riesgos para la libertad de expresión venían directamente del estado y sus instituciones. Desde ahí se trataba de silenciar las críticas de modo directo, bajo el impacto de la amenaza velada y sutil, o de la violencia directa.
Hoy las formas se han sofisticado, pues esta vieja práctica puede iniciar con la desacreditación de un medio de comunicación o de un periodista incómodo, presionándolo o acosándolos de diversas formas -que en esta profesión equivale a desacreditarlo ante la sociedad, desde las altas esferas del poder-, exhibiéndolo de modo tendencioso como corrupto, o de plano, acosándolo con bots desde las “redes sociales profundas”, utilizando presupuesto público para comprar servicios de inteligencia artificial, fabricando testimonios.
En esta sociedad inestable y sensible de hoy día, basta con poner en duda la reputación de un comunicador o un medio, para restarle credibilidad y dejarlo desarmado.
Además, hay grupos de poder como la delincuencia organizada que intentan en algunas regiones imponer la línea editorial de los medios de comunicación a su modo, con la amenaza de la violencia, lo cual es causa del alto riesgo que en esas zonas implica ejercer el periodismo.
Sin embargo, sin libertad de expresión, la democracia se convierte en un concepto abstracto y sin vida porque falta la interacción y el debate de ideas y propuestas.
Sin el derecho a la libertad de expresión es imposible que la ciudadanía se informe o exija a las autoridades una adecuada rendición de cuentas, incluso se vería imposibilitada para compartir posturas con el resto de personas por lo que la percepción propia y la visión del mundo estaría estrechamente limitada.
Entonces, si el Estado, las leyes y los grupos de poder no garantizan la libertad de expresión, por el contrario, la amenazan, manipulan y coartan abiertamente, ¿qué puede hacer la sociedad y específicamente los periodistas?
Desde este espacio iremos debatiendo ideas, construyendo estrategias y acciones para precautelar este bien preciado e indispensable para la ciudadanía.
