Condenan agresión a periodistas

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Santa Cruz: Sectores afines al
gobierno atacaron a periodistas
 

Santa Cruz, 11 Nov.22 (ANP) – Periodistas que realizaban la cobertura del vigésimo primer día de paro cívico en el departamento boliviano de Santa Cruz, que demanda la realización de un censo nacional en el año 2023, fueron agredidos esta mañana por grupos afines con el gobierno nacional y contrarios a la protesta regional.

La Asociación Nacional de Periodistas de Bolivia (ANPB) y la Asociación de Periodistas de La Paz (APLP) emitieron este viernes un comunicado mediante el cual repudian la violencia desatada por grupos de choque del MAS contra reporteros de varios medios de comunicación de Santa Cruz.

La Asociación Nacional de la Prensa (ANP) exigió que cese la violencia contra reporteros, camarógrafos y fotógrafos que cumplen su labor periodística y hacen posible que los ciudadanos sean informados de manera oportuna.

La organización que representa a los medios impresos informó que hasta el momento no se investigó ni se detuvo a los responsables del ataque a periodistas que cubren el movimiento cívico, desde el pasado 23 de octubre.

El primer incidente ocurrió en la mañana de este viernes 11 de noviembre, en inmediaciones del Parque Urbano, punto de inicio de la marcha alentada por el oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), donde los periodistas Guíder Arancibia del periódico El Deber y Silvia Gómez de la red televisiva Unitel, fueron agredidos verbalmente.

“Comenzamos a realizar entrevistas y nos acusaron de ser vendidos, de apoyar a los ricos contra los pobres, el discurso de siempre”, relató Arancibia a la Unidad de Monitoreo de la ANP.

Uno de los dirigentes de comerciantes callejeros (gremiales) que organizó la protesta contraria al movimiento cívico de Santa Cruz, René Troncoso, intentó justificar las agresiones verbales al indicar que “respetos guardan respetos; los periodistas también deben mostrar la otra parte (de la noticia)”.

La marcha que se opone al paro cívico avanzó con resguardo policial, para retirar llantas de caucho y banderas colocadas por los vecinos para bloquear el paso de vehículos en respaldo a las determinaciones de un cabildo realizado el 22 de octubre, en protesta contra la decisión gubernamental de diferir por dos años el censo nacional que estaba programado para este 16 de noviembre de 2022.

Periodista agredido

El hecho de mayor violencia ocurrió cerca al mediodía, cuando la marcha contraria al paro cívico llegó hasta inmediaciones de la rotonda en el mercado La Ramada, donde el periodista Yerko Guevara, del canal de televisión privado Unitel, fue atacado mientras realizaba un informe en directo.

Un hombre cubierto con barbijo y vestido de negro que surgió del bando de los afines al partido oficialista arremetió contra el enviado de prensa.

Guevara recibió un empujón que lo derribó y en el suelo recibió golpes, hasta que fue protegido por otros periodistas y vecinos. Las imágenes captadas por reporteros mostraron a una mujer que al advertir la gravedad del ataque al periodista caído, se lanzó para cubrir con su cuerpo a la víctima.

El diario El Deber reportó que otro equipo fue atacado, muy cerca del lugar donde se registró la agresión a Guevara. Una turba arrebató una cámara a un periodista de un canal de televisión y la destruyó, según el informe periodístico.

Una hora después, Guevara reapareció en pantalla con despachos desde el mismo lugar, pero ya protegido con un casco.

 

El presidente de la Asociación de Periodistas de Santa Cruz, Roberto Méndez, pidió al presidente Luis Arce Catacora y a la viceministra de Comunicación, Gabriela Alcón, que paren las agresiones de sectores afines al MAS contra periodistas.

En un mensaje posterior a los ataques a los puntos de bloqueo, el gobernador del departamento de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, expresó solidaridad con los periodistas “que de forma valiente realizan su trabajo”.

Foto:
Una mujer protege con su cuerpo al periodista de Unitel, Yerko Guevara, que era golpeado por grupos afines al partido gobernante.

Crédito: Juan Carlos Torrejón – El Deber